Adéntrate en el municipio de Tibi
Su situación geográfica lo hace muy interesante para el turismo de montaña, que busca el sendero y la tranquilidad. El pueblo merece un recorrido a pie por sus tranquilas calles y su sosegado ambiente. Subiendo hasta la Plaza de España podremos comprobar la calidad de las aguas en su fuente.
Al final de la calle El Carreret tendremos una bella vista panorámica del Castillo. Tibi es un pueblo pequeño y tranquilo de casas blancas enclavado entre el Maigmó, «el balcón de Alicante», y la Peña Roja.
Pasa viajero y descubre la calma
TIBI, pulmón natural de Alicante
Por su situación, Tibi es el pulmón natural de Alicante, ofreciendo a los visitantes un marco incomparable para disfrutar de la naturaleza
Rutas Urbanas para deleite de los sentidos
El ciclo del agua
Tibi tiene una relación muy especial con el agua. Discurre por nuestra tierra, dota de vida nuestro municipio y forma parte de nuestra historia.
Tibi. Puerta natural del Maigmó
Su situación geográfica lo hace muy interesante para el turismo de montaña, que busca el sendero y la tranquilidad. El pueblo merece un recorrido a pie por sus tranquilas calles y su sosegado ambiente. Subiendo hasta la Plaza de España podremos comprobar la calidad de las aguas en su fuente. Al final de la calle El Carreret tendremos una bella vista panorámica del Castillo. Tibi es un pueblo pequeño y tranquilo de casas blancas enclavado entre el Maigmó, «el balcón de Alicante», y la Peña Roja.
En la parte alta del pueblo están los parques y jardines como el de la Alameda, el de la Era del Teular, la Glorieta y el Paseo de la Santa maría Magdalena, en cuyo final se encuentra la ermita a ella dedicada.
Aunque vale la pena una visita en cualquier época del año, el momento álgido es el de la celebración de las Fiestas Mayores en honor a la patrona la Magdalena, con vaquillas y procesiones, que tienen lugar a finales del mes de julio.
Nuestra historia
No es posible dar una fecha exacta de la fundación de Tibi, que en latín significa «para ti», pero ya existía en épocas anteriores a la dominación romana, porque siendo España Provincia del Imperio Romano, el Gobernador encargado de la administración de está región, creyó conveniente mantener la huerta de Alicante con el riego del agua procedente de la actual Foia de Castalla, pero como en ella había cuatro poblaciones que eran habitadas por muchos vecinos, y usaban esta agua para sus cultivos, no se realizaron cambios.
Durante época musulmana estuvo gobernada por varios reyes, y es cuando se construyó el Castillo cuyas ruinas existen en la localidad. El pueblo perteneció hasta el año 1240, al Rey almohade Zayt-Abu-Zayt, y fue conquistado por Jaime I de Aragón. En el año 1244, según el Tratado de Almizra, celebrado entre Alfonso X y Jaime I, se trazo una línea que servía de frontera entre la Corona de Aragón y la Corona de Castilla, que partía de Biar y pasaba por Tibi y Busot hasta el mar. Don Jaime I de Aragón entregó la Villa a Don Pedro Sancho de Lienda y a su esposa Ixonis de Soler, que tomaron posesión de un pueblo compuesto por 150 casas de cristianos viejos, es decir, familias que mantuvieron y transmitieron su fe cristiana durante los 700 años que duró la dominación islámica. El Caballero Conservador o Alcaide del Castillo fue Don Alfonso Soler.
El señorío de la Villa de Tibi y su Castillo tuvo sucesivos señores hasta que a mediados del siglo XV paso a manos del Marqués de Villena, señor feudal de todo el territorio desde Jumilla a Villena y desde Belmonte hasta Tibi. Posteriormente, a principios del siglo XVIII el señorío paso al Marqués de Dos Aguas hasta su extinción en 1717.
Un hecho clave en la historia de Tibi es la Guerra de Sucesión que enfrento, tras la muerte de Carlos II, Rey de España, a Don Felipe de Borbón, nieto de Luis XIV de Francia y al Archiduque Carlos de Austria, hijo del Emperador Leopoldo de Alemania, nieto de Felipe II. España se dividió en dos bandos, defendiendo unos al Borbón y los otros al Archiduque, Tibi, con las demás poblaciones de su Hoya, se mostró siempre acérrima partidaria y defensora de Don Felipe de Borbón. Asegurado en el trono de España, el Rey Felipe V, se concedieron muchas mercedes y recompensas a los pueblos que le habían sido fieles.